lunes, 17 de noviembre de 2008


Un poco de historia… ¡Y de magia!

¿De dónde sale esto de “embellecer” nuestros cuerpos de forma permanente? Si miramos a través de la historia del hombre, en muchas de las culturas primitivas ya podemos observar cómo se coloreaban la piel o insertaban objetos extraños en su cuerpo, con frecuencia por motivos religiosos o místicos.
En algunos casos, la colocación de pendientes respondía a un rito que indicaba el paso de la infancia a la juventud. Los tatuajes generalmente consistían en rayas, números o figuras geométricas.

La historia de los tatuajes y las perforaciones corporales es muy remota. En la antigüedad, este tipo de prácticas también tenía un fundamento práctico importante como era la protección del cuerpo de las inclemencias del tiempo. También era frecuente cuando estaban en guerra pintarse las caras para provocar temor en el enemigo.

Así, los tatuajes han sido una costumbre muy difundida entre los pueblos o culturas ancestrales. Además, servían para dejar grabado en la piel algún momento que querían recordar para siempre.

En cuanto a las perforaciones en el cuerpo, hay que destacar su gran utilización por grupos indígenas de Asia, América y África que también tiene orígenes históricos.


¿En qué consisten?



Un tatuaje es una pigmentación artificial en la piel. Esto significa que con agujas muy finas se hace un dibujo dentro de la piel para que permanezca de forma duradera.
Un piercing o perforación consiste en la colocación de un pendiente o argolla en algún saliente de la piel.

Se pueden hacer en cualquier parte del cuerpo, pero en algunas zonas es menos aconsejable que en otras por sus consecuencias, como las cicatrices más evidentes o la posibilidad de infecciones.




Pero… ¿Por qué lo hacemos?

Hubo una época en que identificábamos a las personas que llevaban este tipo de adornos en su cuerpo como pertenecientes a grupos marginales, o miembros de determinadas bandas de delincuentes.



Pero los tiempos cambian y actualmente utilizamos el piercing y el tatuaje como modo de diferenciación, un símbolo de identidad o pertenencia a un grupo; o simplemente como un adorno más.

Según la mayoría, ponernos un piercing o hacernos un tatuaje en el cuerpo nos permite establecer una comunicación más directa con nuestro entorno.

Es importante tomar una decisión consciente, inteligente
y responsable, evaluando todas las ventajas y desventajas a la hora de hacerlo y sin olvidar las posibles consecuencias.

¿Verdaderamente queremos hacerlo? ¿Estamos seguros de que es una decisión propia? Si lo hacemos debería ser porque estamos convencidos de que así lo deseamos, no por la presión o influencia de nuestros amigos o compañeros ni por imitarles.


La autorización de los padres



Instrumental de seguridad para la realización de un piercing o tatuaje

Actualmente, la colocación de piercings o la realización de tatuajes no son actividades libres. Quienes decidan dedicarse a ello como negocio deberán cumplir con la reglamentación impuesta al efecto.

Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, el reglamento impone ciertas normas que hacen a la seguridad de los sitios en que se realizan. De esta manera se pretende responsabilizar a sus autores y concienciar a quienes se tatúan o perforan, para evitar las consecuencias graves que trae la falta de medidas higiénicas.

Pero también establece que cualquier menor que quiera hacerse un tatuaje o un piercing necesita de un permiso firmado por sus padres o sus tutores. El gobierno ha aprobado un decreto que exige dicha autorización.

Esto responde a uno de los derechos garantizados en la Convención sobre los Derechos del Niño, la cual establece que los gobiernos de los países deberán adoptar todas las medidas eficaces y apropiadas que sean posibles para prohibir las prácticas tradicionales que sean perjudiciales para la salud de los niños.



Porque, a fin de cuentas, los tatuajes y los piercings no son “bonitos” o “feos”, eso depende del gusto de cada cual. Pero suponen un riesgo potencial para la salud y pueden tener consecuencias sociales y psicológicas a largo plazo. Es recomendable que los adultos en quienes confiamos nos aconsejen respecto a ellos.


De culturas y de modas...